El cuadro de mando integral (CMI) es un instrumento de gestión que empieza a provocar un gran interés en las empresas medianas españolas. Durante la introducción del concepto de cuadro de mando integral en las grandes empresas se vió una serie de mitos preestablecidos en las mentes de los directivos, que resultan ser tremendamente falsos y que ayudan a comprender en más profundidad el concepto.
Vamos a tratar de hablar de los más importantes:
(1) El Cuadro de Mando Integral es sólo para la Dirección (FALSO)
El CMI es esencialmente un instrumento que permite medir la ejecución de la estrategia marcada por la empresa, y llegando sólo a nivel directivo tendríamos información sobre las mediciones pero perderíamos algo esencial: involucrar al resto de la organización en la consecución de los objetivos marcados por la estrategia. Quién ejecuta la estrategia no son los directivos, son los empleados situados a distintos niveles, y el Cuadro de Mando Integral es perfecto para comunicar que se espera de sus funciones y comunicar cuáles son sus prioridades.
(2) Si estamos en un proceso de cambios no vale la pena arrancar un proyecto de Cuadro de Mando Integral (FALSO)
El CMI explicita una estrategia y la convierte en operativa, efecto muy interesante precisamente cuando se está en momentos de cambios y queremos comunicar y medir qué esperamos con los cambios y qué efectos deben producirse.
Cuando hay fusiones o compras de empresas permite compartir claramente una misma cultura de medición.
Cuando hay cambios en los miembros de la Dirección, define un nuevo estilo de gestión y de liderazgo que se concreta muchas veces con la implantación de un CMI.
Por lo tanto, precisamente en los momentos de cambios, es cuando tiene mucho valor un CMI.
(3) El Cuadro de Mando Integral es una herramienta informática (FALSO)
El tremendo desarrollo de las tecnologías de la información hace a veces olvidar que sólo funcionan si van conjuntadas con dos elementos más: Personas y procesos.
Las personas son las que van a usar esas tecnologías, y la forma de usarlas y la integración con los procesos de negocio existentes comopnen los procesos de uso de la tecnología. Realmente un proyecto de CMI tiene los riesgos más importantes en las personas y en los procesos, casi nunca en las herramientas informáticas.
En un proyecto de CMI, la involucración efectiva de las personas es un factor crítico, desde la sensibilización de los directivos hasta el consenso de indicadores y objetivos con los empleados de distintos niveles jerárquicos.
Finalmente, el proyecto de CMI debe quedarse dentro de la empresa y formar un proceso contínuo de comunicación de resultados y toma de decisiones/acciones para mejorarlos.